Una
tarde para…
Era una tarde como para un geniol,
un rivotril, un paracetamol, un valium, un tafirol, una aspirina,
un té de naranja, una patada a una puerta y llenarse el
bolsillo de piedras.
Y cuando estaba tan cerca de estallar
se me ocurre, me salvo, y digo:
Mejor hágase un valle.
¿Y si mejor se hace un valle?
Y digo así: hágase un valle.
Se abrió la vereda, se vio la tierra y
se hizo cerro, atardecer, montaña
abriéndole la boca al durazno del sol
y gente lejos,
gente cerca, bajando con ramas, con
ovejas, luces en un caserío
y algunos subiendo con bolsas de azúcar,
leche, velas.
Un aire fresco, silencio, espacio.
Silencio hasta que el cerro se tragó al sol.
Se oía un perro,
lejos,
y había luces,
tenues.
Y yo miraba todo con
las manos cruzadas, respirando.
un rivotril, un paracetamol, un valium, un tafirol, una aspirina,
un té de naranja, una patada a una puerta y llenarse el
bolsillo de piedras.
Y cuando estaba tan cerca de estallar
se me ocurre, me salvo, y digo:
Mejor hágase un valle.
¿Y si mejor se hace un valle?
Y digo así: hágase un valle.
Se abrió la vereda, se vio la tierra y
se hizo cerro, atardecer, montaña
abriéndole la boca al durazno del sol
y gente lejos,
gente cerca, bajando con ramas, con
ovejas, luces en un caserío
y algunos subiendo con bolsas de azúcar,
leche, velas.
Un aire fresco, silencio, espacio.
Silencio hasta que el cerro se tragó al sol.
Se oía un perro,
lejos,
y había luces,
tenues.
Y yo miraba todo con
las manos cruzadas, respirando.
a Juan Quintero
Luis Pescetti.-
¿Escribimos?
Salí al patio, asomate a la ventana, observá a tu alrededor, mirá para afuera. Escuchá los sonidos de la tarde, percibí los aromas, cerra de a poco los ojos y prestale atención a los detalles, a los pájaros y mosquitos, a los ruidos vecinos, al perfume que trae el viento ¿Qué hay en esta tarde? ¿Qué percibís? ¿Qué emociones y qué dudas sentís que se van construyendo con todo eso? (Anotalo todo en una hoja a modo de borrador, para no olvidarte: obvio que vas a tener que abrir un cachito los ojos para eso).
Salí al patio, asomate a la ventana, observá a tu alrededor, mirá para afuera. Escuchá los sonidos de la tarde, percibí los aromas, cerra de a poco los ojos y prestale atención a los detalles, a los pájaros y mosquitos, a los ruidos vecinos, al perfume que trae el viento ¿Qué hay en esta tarde? ¿Qué percibís? ¿Qué emociones y qué dudas sentís que se van construyendo con todo eso? (Anotalo todo en una hoja a modo de borrador, para no olvidarte: obvio que vas a tener que abrir un cachito los ojos para eso).
Tomate 10,
15, 20 minutos para observar. Cuanto más puedas, más tendrás para contar.
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